“SER INMUNE AL ESTRÉS”, ¿un nuevo requisito para conseguir trabajo?
El estrés es una de las respuestas más importantes del individuo.
El ámbito laboral es la esfera en la que el estrés desarrolla un rol protagónico, por lo tanto, puede convertirse en crónico y perjudicial. Cuando una empresa que busca personal impone como requisito “ser inmune al estrés” esta cometiendo errores de concepto que debemos revisar:
- El estrés es una respuesta adaptativa favorable y necesaria, es el mecanismo por el que nos podemos defender de la amenaza, lo novedoso y lo imprevisto.
- No es un agente patógeno del cual se puede defender el sistema inmunológico; por el contrario, requiere de funciones inmunológicas que se activan para proteger al individuo de los cambios y las noxas.
- Contemplar el estrés en el ámbito laboral significa disminuir los factores que lo desencadenan: la planificación, las metas claras, el respeto al descanso y la alimentación; el buen trato y las reglas claras, son aspectos que una organización puede promover para que las personas que la componen disminuyan los niveles regulares de estrés laboral.
- Promover intervenciones organizacionales con el fin de reconocer y gestionar el estrés con estrategias de afrontamiento adecuadas, son acciones que se deben realizar en forma permanente. El agotamiento ocupacional se produce fundamentalmente por la inadecuada adaptación a la actividad que se realiza.
Si una organización solicita que una persona sea “inmune al estrés” suceden varias cuestiones que ameritan la reflexión:
- Se lo considera como un atributo y no se advierte el riesgo que se generan por los niveles de estrés desmedidos y o sostenidos; por lo tanto, se espera que sea una condición permanente y que la persona se sienta bien a pesar de la vivencia estresante.
- El selector no ha analizado la demanda del empleador y tampoco lo ha asesorado correctamente, por lo tanto, lo formula como requisito difícil de valorar objetivamente con instrumentos de selección.
- Probablemente lo peor sea la demanda que asume el trabajador, quien pretende demostrar que ¿no siente estrés? ¿que no le hace mal sentir estrés? que siente estrés, pero ¿está bien igual? Cualquier idea que desestime el valor del estrés, tanto por su capacidad de defensa, como por los riesgos de sostener niveles elevados, expondrá a esa persona a daños importantes y probablemente irreversibles.
El ESTRÉS es una respuesta importante y esperable del individuo; sentirlo, respetarlo y sobre todo limitar la intensidad y la permanencia o exposición a agentes estresógnos, son conceptos que deben ser trabajados en el ámbito laboral y alcanza a todos los miembros de una organización.
A veces es el tipo de actividad, el horario, las condiciones laborales, el entorno, diversos factores que pueden ser importantes y factibles de desencadenar estrés en las personas; no obstante, es fundamental admitir que el estrés existe, que se puede afrontar tanto a nivel individual como organizacional, que es indispensable, protector en su justa medida y que existen herramientas para gestionar los niveles desmedidos y sostenidos de estrés y así prevenir daños en las personas.
Es un cambio de cultura, es un cambio de mirada, es el desarrollo del respeto por la condición humana que demanda la necesidad permanente de ajustar las actividades a modalidades sanas y sustentables. Es posible alcanzar los objetivos y cuidar a los que los logran.
Por Orietta Sferco MP: 1965. Licenciada en Psicología UNC. Diplomada en PINE (UNC) Neuropsicología, Terapia Cognitivo Conductual. Perito Psicóloga